BRICS: Sudáfrica se opone a la adhesión de Marruecos. Mohamed Jaouad EL KANABI, Hespress. 24 de octubre de 2024.

10/26/24
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Política
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Sudáfrica tiembla... pero no por las razones que crees.En un alarde de autoconservación casi conmovedor, Pretoria ha decidido sacar las garras ante una amenaza existencial: la adhesión de Marruecos a los BRICS.

Sí, el Reino, ese intrépido competidor económico, está a punto de robarle el protagonismo a Sudáfrica en el continente. Hay que decir que Rabat, con sus pequeñas alianzas aquí y allá -como con China, nada menos-, está empezando a avergonzar seriamente a Cyril Ramaphosa. Como resultado, Pretoria está tratando de atrancar la entrada al club de los BRICS con tanto celo como un portero celoso que niega el acceso a una fiesta elegante. Y todo ello, por supuesto, bajo el pretexto de una noble misión: proteger la influencia sudafricana en África. Aplaudimos el esfuerzo... o quizá no.

La estrategia de Pretoria: mantener el control sobre África

Se ha levantado de nuevo el telón de las tensiones geopolíticas entre Sudáfrica y Marruecos. En la cumbre de los BRICS que se está celebrando en Kazán (Rusia), Sudáfrica, firme partidaria del Polisario, puso las cartas sobre la mesa al oponerse firmemente a la posibilidad de que el Reino de Marruecos se uniera a la alianza.

Cyril Ramaphosa y sus aliados en Pretoria han hecho de esta oposición una prioridad, no dudando en afirmar públicamente que bloquearían cualquier intento de integrar a Marruecos en el grupo económico. ¿Por qué? El miedo a ver cómo Rabat gana terreno en África y, lo que es más importante, reduce la influencia de Sudáfrica en el continente.

Las declaraciones de Pretoria a Bloomberg no han podido ser más claras: se trata de proteger los intereses sudafricanos en África. Esta postura refleja una preocupación palpable por el ascenso de Marruecos, que se ha convertido en un actor clave en el continente. Ya sea en el sector de las infraestructuras, de las telecomunicaciones o de las energías renovables, Rabat no cesa de reforzar sus asociaciones económicas con varios países africanos, entre ellos Nigeria, un socio importante ahora en el punto de mira de Sudáfrica.

Detrás de estas declaraciones se esconde una guerra de influencias entre dos visiones: la de Sudáfrica, que pretende erigirse en líder indiscutible del continente, y la de Marruecos, que no deja de escalar peldaños en la integración africana, incluso en los foros internacionales. Los BRICS, que ya incluyen a potencias económicas emergentes como China, India y Brasil, se han convertido en un campo de batalla abierto en el que Pretoria juega su carta de liderazgo regional.

Sudáfrica dicta sus normas, China respalda a Marruecos

La posición de Sudáfrica contrasta con la de Pekín. En septiembre, China invitó a Marruecos a participar en el Foro BRICS 2024 sobre la Asociación para la Nueva Revolución Industrial, confirmando el interés del Reino Medio por incluirlo en sus proyectos de cooperación internacional. Esta participación, aunque simbólica, ha reforzado la estatura de Marruecos como actor económico clave, a pesar de las reticencias de Sudáfrica.

Rabat estuvo representado por el ministro de Industria y Comercio, Riad Mezzour, subrayando una vez más los fuertes lazos económicos entre Marruecos y China. Pero esta dinámica sólo sirvió para crispar a Pretoria, que ve en cada avance marroquí una amenaza directa a su hegemonía en el continente.

Este último episodio se produce en un contexto de rivalidades de larga data. Hace apenas diez meses, Sudáfrica sufrió un amargo revés cuando su candidato a la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU fue derrotado por el representante de Marruecos. Este revés dejó un sabor amargo en Pretoria, que parece decidida a vengarse en la escena internacional, sea cual sea el medio o la ocasión.

En este juego de poder, Sudáfrica intenta galvanizar a sus aliados del BRICS en un frente unido contra Marruecos. Sin embargo, este posicionamiento podría resultar contraproducente. El ascenso del Reino al poder en el continente es innegable, y sus alianzas con gigantes como China, pero también India, pueden hacer que los BRICS revisen sus cartas.

Una oposición que muestra sus limitaciones

Si Sudáfrica piensa que está jugando a ser el guardián del templo en África, puede que esté subestimando la capacidad de resistencia de Marruecos. La expansión económica y diplomática del reino no puede ignorarse. Y si los BRICS aspiran a fortalecerse, es posible que vean en Rabat más un aliado que un rival. En cuanto a Pretoria, esta postura intransigente podría aislarla dentro de la misma alianza que pretende proteger.

Así pues, mientras los dos gigantes africanos siguen enfrentándose en la escena internacional, el futuro de los BRICS bien podría depender de la capacidad de sus miembros para conciliar sus respectivos intereses, sin ceder a los anticuados juegos de influencia.

BRICS : l'Afrique du Sud s'oppose à l'adhésion du Maroc (hespress.com)