Un escándalo sacude Guinea Ecuatorial. Baltasar Ebang Engonga, figura influyente del gobierno, está en el centro del asunto. Como director de la Agencia Nacional de Investigación Financiera, se le acusa de haber utilizado equipos de vigilancia para grabar sus relaciones íntimas.
El caso implica la difusión de más de 400 vídeos comprometedores, filmados en diversos lugares, como oficinas y espacios públicos. Las grabaciones, que a veces muestran a Engonga mirando sus pantallas durante las relaciones sexuales, revelan una planificación metódica.
La publicación masiva de estos vídeos conmocionó a la sociedad ecuatoguineana. Además del escándalo moral, el caso ha suscitado preocupaciones sanitarias, con acusaciones de transmisión intencionada de enfermedades. Un fiscal ha abierto una investigación sobre el asunto, afirmando que la propagación deliberada de enfermedades se castiga con penas severas.
Las consecuencias sociales y políticas son importantes. El escándalo pone de manifiesto el carácter disfuncional de un sistema en el que el poder y los privilegios están entrelazados, creando un clima de desconfianza general. Las familias viven con el temor de descubrir un rostro conocido entre los vídeos filtrados, posiblemente difundidos por los propios servicios de seguridad.
El silencio de Ebang Engonga, apodado «Bello», ha dado lugar a muchas especulaciones. Más allá de su implicación personal, el caso plantea interrogantes sobre el uso de los recursos gubernamentales y podría dar lugar a nuevas revelaciones a medida que avance la investigación.
Guinée Équatoriale : un scandale de sextapes ébranle le pouvoir (senego.com)
